Ya no hace falta pedir disculpas a nadie cuando uno pronuncia un desdichado dicho. Con tener por no dichas las palabras dichas, todos dichosos. Ya lo dice el dicho infantil, "el dicho que a ti te han dicho que han dicho que he dicho yo, no es por que yo lo haya dicho, pero estaría mejor dicho que el dicho que a tí te han dicho que han dicho que he dicho yo". El autor del dicho se desdice y vuelve la dicha, si es que está trillado. Yo mismo tengo por no dichas estas palabras, ¡manda huevos!
Lo decidí hace años, apostamos el uno por el otro, y yo gané. Pese a los vaivenes que nos ha dado la vida, a que en ocasiones voy a la deriva y a que el tiempo ha hecho que ya no sea el chico de ayer, el que quiso ser lo que nunca había sido y sigue intentándolo, aun pienso que quiero estar contigo, yo quiero estar contigo.
Hoy y mañana me tocan juicios rápidos. Si, ese invento que ha transformado los Juzgados en una suerte de mercadillo de la conformidad con las penas, en el que un cúmulo de profesionales apresurados, ante la borágine de entradas y salidas reiteradas de las salas de juicios no saben bien por donde andan. Esa reforma de la Justicia a la que ya se le ha retirado gran parte del presupuesto que se le dedicó en el momento de lanzamiento estelar a los medios no era necesaria, bastaba con dotar de material y personal a los Juzgados para que cumplieran con los plazos que marcaban las leyes, pero no hubiera sido tan efectista, ni tan reformista, ni tan moderno. En fin, perdonad el desahogo laboral pero ando como puta por rastrojo, o como dice Marita, como geisha por los arrozales que queda más polite
¿Recuerdas aquella noche
en la cabaña del Turmo?
Las risas que nos hacíamos
antes todos juntos
hoy no queda casi nadie de los de antes
y los que hay han cambiado,
han cambiado, SI!
Pero bueno, ¿tu que tal? di
lo mismo hasta tienes críos...
Skizo ha hecho que mire hoy mis manos. Ha hecho que me de cuenta que no son las mismas que ayer te acariciaban. Ya no son unas manos jóvenes, inquietas. Aquellas manos ya no estarán nunca más para tí.
Mea culpa, mea culpa. Lo confieso, arrepentido, y aceptando la penitencia que me sea impuesta, y es que ayer me equivoqué, la culpa de todo lo que está pasando no la tiene el libre albredrío, no. La culpa es de la libertad sexual. Lo dicen los obispos, que de sexo y vida en pareja, no se como, pero saben un rato. Que la paz de Dios, que no la de la Igelsia, esté con vosotros.
Un escándalo recorre el mundo de costa civilizada (los estates) a costa civilizada (la piel de toro). La gente de orden estamos preocupados y desvelados por la exhibición de teta que Justin provocó arrancándole la ropa a Janet Jackson, al ritmo de "te desnudaré cuando acabe esta canción" en un partido de futbol americano.¡La culpa de todo la tiene el libre albedrío!. Esperamos seriamente que las sabias manos que nos gobiernan allá y acá, guardianes del new orden moral, pongan remedio e impidan que espectáculos bochornosos como ese se repitan en de los mass media. ¡A Guantánamo con ellos!
Que cada vez somos más europeos se nota no sólo en la prohibición del botellón, el cumplimiento estricto de los horarios de cierre de los bares de copas,el viernes me echaron de uno, y en la persecución a lazo de los fumadores.
Hoy lo he notado en las ambulancias de Madrid. Las han pintado de verde pistacho antiniebla, como si esto fuera Londres, y les han cambiado el ruido de las sirenas, antes estridente, por un grave turu tutú muy holandés, muy nórdico todo y muy triste.